Pirotecnia, fuegos artificiales, pólvora, espectáculo de luces…
Estos son algunos de los nombres con los que se suele llamar a un tipo de dispositivo pirotécnico que se usa solo con fines de entretenimiento y estéticos, pero el trasfondo de este elemento es más complejo que el simple dispositivo. Los fuegos pirotécnicos usan componentes que en conjunto crean una explosión “controlada” para mostrar las figuras luminosas que vemos en el cielo cuando son usados.
Hay varias presentaciones para el uso de pólvora, como los cohetes, volcanes, mini cohetes silbadores, avispas, totes, tortas pirotécnicas y demás. Son utilizados con frecuencia en celebraciones, conmemoraciones y festividades de fin de año.
En muchos países suele ser considerado un arte debido a sus variaciones y técnicas; sin embargo, fuera de ser juguetes o elementos de distracción inofensivos, los fuegos artificiales son peligrosos y pueden causar mucho daño tanto para los animales como para el medio ambiente y ni hablar de lxs niñxs humanxs, quienes también terminan afectadxs por la irresponsabilidad de su uso. Para que se puedan hacer una mejor idea, la pólvora es uno de los elementos más usados en la creación de armas, siendo el propulsor de proyectiles.
¿Dónde queda la protección y seguridad de los animales no humanos?
En Colombia, los departamentos con mayor uso de pólvora son Bogotá, Antioquia, Valle del Cauca y Nariño que, de acuerdo al Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública -SIVIGILA, representan el 48% de las lesiones causadas con pólvora en el país; los eventos decembrinos pueden considerarse uno de sus mayores ejes de concentración. Sin embargo, estas cifras sólo tienen en cuenta a los animales humanos, dejando de lado a los animales no humanos.
Esto nos da paso para hablar acerca de la gran afectación que estos elementos pirotécnicos tienen sobre la vida en cualquier contexto, pero sobre todo, en estas temporadas festivas como las que se acercan. Un ejemplo de ello es La Alborada en Medellín, un evento realizado el 30 de noviembre de cada año para dar la bienvenida a diciembre, en el cual el uso de pólvora rebasa lo exagerado poniendo en riesgo la seguridad de todxs.
El pasado 28 de noviembre se presentó por primera vez el informe ‘Los Silencios del Ruido’, un esfuerzo por visibilizar las historias de los animales que han sido reportados como afectados por la pólvora sonora en Cali, una iniciativa de Radio Conexión Animal junto al Movimiento Animalista Valle. Cali, aunque no tiene un evento como La Alborada, se propuso esta investigación para invitarnos a eliminar la quema de pólvora sonora de nuestras prácticas y se convierte así en la primera ciudad en Colombia en presentar un informe con estas características, el cual puede servir como referente para otras ciudades.
Entre las afectaciones para los animales se encuentran: Los componentes de fabricación y el daño directo durante el lanzamiento hasta su explosión y descenso.
Dentro de los ingredientes utilizados para algunos fuegos pirotécnicos está el ácido esteárico derivado usualmente de grasas animales; es usado como recubrimiento para polvos metálicos como el aluminio y el hierro, siendo protegidos de la oxidación y facilitando su almacenaje.
El daño directo se puede abordar desde varios puntos, el ruido, las quemaduras y los pedazos que se desprenden de los fuegos.
El ruido es uno de los mayores temores de los animales debido a la sensibilidad de su oído. El tono de un sonido se mide en Hertz (Hz) y cada uno de estos seres sintientes tiene un límite o rango que debería ser cuidado para evitar la pérdida auditiva o los problemas de equilibrio.
Lxs humanxs podemos oír en un rango de 20 a 23 Hz, mientras que, por ejemplo, algunos animales como los perros o los gatos son capaces de escuchar sonidos con una distancia y fuerza tres veces superior a lo que escuchamos nosotrxs. Los perros tienen un alcance auditivo de 60 Hz a 45 kHz (Kilohertz), más 17 músculos para mover sus orejas; y un gato tiene un alcance auditivo de los 45 Hz a los 64 kHz con más de 30 músculos para mover sus orejas y detectar la dirección y distancia de los sonidos; lo que quiere decir que pueden escuchar sonidos que unx humanx no distinguiría ni sentiría de ninguna manera.
Sonidos como los de la pirotécnia que se encuentra entre los 80 y 150 decibeles (dB), equivalente a sonidos del tráfico de la ciudad hasta el sonido del motor de un avión militar; pueden ser todo un tormento para lxs demás animales, causándoles desorientación, pánico y ansiedad. No solo los animales a nuestro cuidado se ven afectados por estos ruidos ensordecedores; los animales silvestres y los animales en granjas también pueden verse afectados, en ocasiones sus cuerpos no pueden soportar estos sonidos y pueden perder la vida de forma súbita, incluso si sobreviven, sus hábitats se verán perjudicados o tendrán pérdida irreparable.
Las aves suelen estrellarse contra ventanas, edificios y casas por la desorientación y las fuertes luces que produce la pirotécnia, también ocurren migraciones inesperadas creando una situación en la que muchas aves pierden a sus nidos y crías para siempre.
Los efectos y consecuencias de estos “espectáculos” se reflejan en la confusión, estrés post-traumático auditivo y visual, epilepsia, quemaduras, desespero por huir, arritmias, ceguera, parálisis y los paros cardíacos que acaban con sus vidas; por ejemplo en las ciudades, la quema indiscriminada de pólvora hace que los gatos, en su búsqueda de escapar del ruido, corran desorientados por las calles siendo atropellados o chocando con objetos que pueden causarles daño.
Los restos que se desprenden del fuego artificial luego de la explosión causan incendios forestales afectando la flora y fauna de la zona, también son amplios contaminantes para los cuerpos de agua debido a sus componentes químicos.
¿Cómo podemos cuidar de los animales que nos acompañan en caso de presenciar eventos que involucren pólvora cerca de nuestros hogares?
Mantenerlos en el interior del hogar para evitar que se pierdan y asusten con los ruidos y luces de la pirotecnia. En lo posible, un lugar seguro alejado de ventanas y en dirección contraria al lugar donde se produce el espectáculo.
No dejarlos solos. Es un momento de tensión en el que necesitan apoyo y compañía.
Acostumbrar a su oído una hora antes. Al poner música con volumen alto antes de un evento de pirotecnia, acostumbramos a sus oídos a un tono más alto.
Utilizar el método Tellington Touch.
Los animales merecen ser considerados y respetados, no le hagamos un daño irreparable a su vida y a su tranquilidad. Nuestros “gustos” pasajeros no pueden ser una excusa para herirles, usarles o explotarles de ninguna manera.
La urgencia de una pedagogía sobre el daño que causan estos dispositivos se refleja cada vez más en las vidas de los animales que por nuestra distracción egoísta son arrebatadas. Encontremos soluciones que nos permitan cuidar y disfrutar de una temporada de fin de año segura en compañía de los demás animales.
¡Qué no te dé miedo dar el paso definitivo hacia el veganismo!
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